domingo, 17 de julio de 2011

Me enamoré

Yo una vez me enamoré. Me enamoré tanto tanto tanto que las canciones de amor se quedaban cortas. Me enamoré tanto que no existía fuerza en el mundo que pudiera hacer que cambiara de opinión. Todo el mundo se enamora alguna vez. Y yo, yo me enamoré de ti. Me enamoré de tus detalles, me enamoré de tu sonrisa. Me enamoré del mes de enero, me enamoré de nuestras noches infinitas. De tu magia. De tu ternura. Me enamoré de tantas y tantas cosas que nunca lograré recordarlas todas. Me enamoré de tus manos. De nuestros planes de futuro. De nuestros paseos. Me enamoré de cada día. Si en ese momento, en el que hasta la canción más bonita del mundo no podía compararse con nuestros besos, si en ese preciso instante yo hubiera cogido ese tren, supongo que las cosas habrían sido diferentes.
Pero debemos aprender que el amor, como todo, se agota. Algunos dicen que el amor es eterno, y yo no dudaría en decirte ahora mismo te quiero. Porque te quiero y te querré siempre. Pero los besos ya no fueron iguales desde que te fuiste la primera vez. Y me enamoré de los pros y de los contras. Me enamoré de todo. Hasta que al final, me dolió tanto que nunca más volvería a enamorarme. Recuerdo todo lo mágico que fue. Y me decías lo bonita que era. Y me decías que me querías y que siempre siempre estaríamos juntos.
La vida dio como mil vueltas. Y ahora desde aquí, recuerdo la parte bonita de nuestro amor. Que el mundo ya tiene muchas cosas feas como para recordar también la parte mala de la historia. En la que me vuelvo egoísta. En la que tu me olvidas primero. Luego yo te quiero. Luego yo te olvido y tu me quieres.




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